Mediado el mes de mayo se esquilaban las ovejas. Este trabajo quedaba marcado en el calendario como uno de los más importantes por el alcance que tomaba el evento.
Cualquier día excepcional que rompiera la rutina de las labores diarias con el ganado y se caracterizara por un hecho diferencial al resto, se consideraba como típico y costumbrista .La trasquila era un acontecimiento tradicional porque reunía los requisitos necesarios como tal: la espera ambientada de curiosidad, la escenografía, el trabajo diferente, la esencia en sí de unos días que quedaban marcados como especiales porque movían gente en un entorno agitado. Un trabajo como éste requería mano de obra con ciertos conocimientos, no especializada pero al menos personas entendidas en el tema. Como la trasquila se llevaba a cabo en días concretos para todo el pueblo no quedaba apenas mano disponible para ayudarse. Por eso se avisaba a familiares y amistades de otros pueblos para contar con su colaboración. De aquí la especial consideración de este día que podía pasar perfectamente por la:
“Fiesta de la Trasquila”
El instrumento utilizado para trasquilar las ovejas era la tijera. Había verdaderos especialistas que cortaban la lana. Antes de comenzar a trasquilar se ataban las cuatro patas del animal para que no se moviese. En el suelo y panza arriba se le metía la tijera desde la parte baja del vientre en dirección al lomo. Trasquilado un lado se procedía a hacer lo mismo con el otro hasta dar con en el lomo. Los buenos trasquiladores cortaban toda la lana en una sola pieza. La Lana de zonas como patas y cuello se usaba para rellenos por ser de peor calidad.