En diversos barrios del municipio, vecinas y vecinos se reúnen para coser, amarrar, pegar, engarzar alambres, flores, muñecos a los árboles, campanas, estrellas y otros tantos objetos que acompañan las decoraciones navideñas de sus plazas.
Después de entrevistar a la doctora Genoveva Beltrán, uno se queda con cierta sensación de desánimo. Acabamos de estar con una de las voces más autorizadas para comprender el fenómeno migratorio humano más importante del planeta: La frontera mexicoamericana.
Nos nace de nosotros para con los otros. La solidaridad es de esas pocas o muchas cosas que da sentido a la comunidad y por ende a la convivencia. Gracias a la solidaridad, la Asociación Iraitza ha alcanzado los objetivos para que Joel pueda iniciar la senda de la esperanza.
El pequeño Joel tiene siete años y una sonrisa que nunca se borra de su cara. Joel no entiende que le pasa pero padece un cúmulo de diagnósticos que cada uno por separado ya hace que su vida se haga difícil. Joel es uno de tantos cientos de miles de personas dependientes para toda su vida.
Cada día de nuestra vida, está llena de convivencia, de encuentros y desencuentros. Desde el primer diálogo del día con nosotros mismos para levantarnos sin más excusas, pasando por nuestra familia, vecinos, desconocidos, compañeros de trabajo, y hasta el recuerdo de otras personas que no están en esos momentos con nosotros. Aprender a convivir es una necesidad primaria, sin la cual ni siquiera hubiésemos sobrevivido en el momento de nacer. Convivir, siendo como es, la capacidad más importante de nuestra vida, sorprende comprobar la poca atención y rigor que le dedicamos durante el proceso educativo. Nos preparamos concienzudamente para construir un edificio, ser un gran Chef… Pero, ¿y para saber convivir con eficacia?. Vamos aprendiendo por ensayo y error, acumulando infinidad de errores y sufrimientos, propios y ajenos; generando conflictos, en ocasiones, de terribles consecuencias.