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Las labores agrícolas en la Casa Fuerte al llegar septiembre, según el directorio

1 SEPTIEMBRE 2020

Al llegar septiembre había infinidad de labores que hacer en la hacienda de la Casa Fuerte como trastejar los graneros y pajales o recoger el millo y ponerlo a secar en las azoteas. Todo preparándose para la llegada de la época de lluvias.

En el directorio de la Casa Fuerte, cuyo origen se remonta a 1654, se establecían las labores a realizar durante el año, especificando cada mes lo que tocaba hacer.

Durante el mes de septiembre se establecía en el Directorio lo siguiente:

Graneros y Pajales: Trastejos.

Sementeras de principio en adelante.

Millo se coge.

Huertas de planta, la rama quitársela.

Ceniza de retama.

Corte de leña, y se componen para los caminos,

Si no hay rastrojos se traen las yeguas a casa para tener su cuidado: como el yegüarizo dice.

Componer y brear los canales del tomadero.

Se lee lo que hay que hacer el mes que entra.[1]

Había que trastejar los graneros y pajales.  Los graneros se tenían mucho cuidado cuando se recibía el trigo, y no debían dejar ninguna ventana abierta. Las llaves solo las tenía el Factor (capataz), y no estaba permitido construir casas cerca de dichos graneros por fuego.[2]

Otro espacio que debían trastejar en septiembre eran los pajales. La paja se traía del Mojón, Yboibo, Ajache y Abona. Se tiene gran cuidado a ver a quien se fían para que no quiten la paja pues es de gran perjuicio de la hacienda, y no se dé  la paja nueva hasta gastar la vieja.[3]

La sementera era la acción y efecto de sembrar. Septiembre era el mes en el que comenzaba esta siembra de calabazas, cebollas y lentejas. Las cuales no se vendían sino que se usaban para el conducto de personas o para el intercambio con otros productos. Por ejemplo, se cambiaban calabazas, cebollas o lentejas por caballas o bogas salpresas a los pescadores.

El millo se recoge en este mes. Se plantaban 30 o 40 fanegas, en tierras donde no se cultiven cañas, señalando el frente de la torre y en el cercado de la era de abajo. Se cosechaba y se dejaba secar en la azotea y el corredor del granero, teniendo cuidado con algún ladrón en la azotea.[4]

Para la viña, en  el mes de septiembre, aprovechando las primeras lluvias, el Mayordomo daba a cuatro hombres para alguna margullía, plantar algún sarmiento de la viña para que brote.

Aprovisionamiento de ceniza, la cual era muy importante para el ingenio. En el Directorio se especifica la compra de ceniza de retama. Pero era debido a la escasez de almácigos, que se traían de Isora y el Roque. También usaban ceniza de tabaiba, traído de la costa de Adeje. Se establecía la mezcla de ceniza para el ingenio. Por cada quince almudes de tabaiba, se ponían tres de almácigo o de retama.

Se traían a las yeguas a la casa, para cuidarlas según lo que estableciera el yegüarizo, cuando acabaran las trillas de las cebadas o trigo. Era muy importante y conocida la yeguada andaluza que familia Ponte criaba en la Casa Fuerte.

También en septiembre se aprovechaba para el corte de leña, para componer los caminos, brear y arreglar los canales del tomadero para que el agua discurriera sin problemas.

En definitiva, llegado el mes de septiembre había muchas labores que hacer en la Hacienda de la Casa Fuerte, especificado todo en el Directorio de la Casa Fuerte.

CONCEJALÍA DE PATRIMONIO HISTÓRICO DEL AYUNTAMIENTO ADEJE

__________________________________________________

[1] Fumero Álvarez, Mª Gloria, Directorio de la Casa Fuerte, Ayuntamiento de Adeje y Museo Canario, 2003, p. 18.

[2] Íbidem, p. 51.

[3] Íbidem, p. 72.

[4] íbidem, p.66.


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A mediados del siglo XVI, existió en Adeje el último ingenio de azúcar de la isla, alimentado por las aguas del Barranco del Infierno. Este ingenio estuvo ubicado en la Casa Fuerte con anterioridad a la construcción de ésta y su producción fue la más importante de Tenerife.

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