Se cumplen 20 años desde la aprobación de la ley que permite el matrimonio igualitario en nuestro país. Durante este tiempo, más de 75.000 personas del mismo sexo han contraído matrimonio.
Pero lo que desconoce gran parte de la sociedad española, es que hubo algunas personas que intentaron burlar las estrictas leyes que en España han existido en esta materia, y a riesgo de acabar presas, quemadas en la hoguera o fusiladas, hubo valientes que lograron vivir su amor en libertad.
Hoy, conocemos la historia de Elena (o Eleno) de Céspedes. Una persona transexual cuyo matrimonio es el primer matrimonio igualitario que se realizó en nuestro país.
Corría el año 1546, cuando en un pueblo de la sierra de Granada, venía al mundo Elena: hija mulata de una esclava morisca y del amo de ésta.
Sus primeros años de vida no están apenas documentados, pero sabemos que con 16 años fue casada con un albañil jiennense. Sin duda, fue un matrimonio acordado por alguna razón que se nos escapa.
A los pocos meses, Cristóbal, su esposo, la abandonó y ella, embarazada, viaja a Sevilla para trabajar con una familia de panaderos, a quienes dejará su hijo, también llamado Cristóbal. Sin volver a saber de él el resto de su vida.
Durante algunos años trabajó como calcetera, tejedora y sastre. Pero las penurias económicas y la hambruna la hicieron tomar la decisión de marchar a Cádiz, posiblemente con la intención de trabajar en el puerto o de tomar algún barco para marchar al nuevo mundo.
En el tiempo que pasó en Cádiz, mantuvo relaciones sexoafectivas con mujeres. Por primera vez, Elena pudo disfrutar libremente del amor y del sexo.
Pero, su suerte no fue a mejor, ya que en una riña terminó apuñalando a un hombre.
Motivo por el que fue apresada.
Una vez salió de prisión, tomó la decisión de vestir y comportarse como hombre. Pasó a llamarse Eleno.
Comenzó a realizar trabajos que eran realizados por hombres como el pastoreo o la labranza…o militar. Este último, era un trabajo mejor remunerado y que le daba prestigio social.
Elena, Eleno, luchó como soldado al servicio de Juan de Austria, contra los moriscos en la Guerra de la Alpujarra, en 1568.
En realidad, desconocemos si la lucha contra sus propios vecinos morisco fue porque su conversión al cristianismo era real o si lo hacía por la mera necesidad de subsistir.
Sin duda, su vida no era fácil.
Terminada la guerra se asentó en Madrid donde, tras conocer a un cirujano con quien estableció amistad, logró formarse como cirujano. Un oficio que pudo ejercer en varias ciudades: Cuenca, Madrid, Toledo…
Una enfermedad, le hizo permanecer bajo los cuidados de una familia, de cuya hija, llamada María del Caño se enamoró perdidamente.
Con ella contrae matrimonio, y lo hace por la iglesia.
Lo cierto es que el sacerdote que los casó puso varias veces en duda que Eleno fuera un hombre: Imberbe, poco masculino, andares afeminados… Pero la pareja de enamorados logró casarse en 1586.
Se desconoce el motivo y la persona que lo denunció ante la Inquisición. Pero tras llevar unos meses casado, en 1587 fue detenido y acusado de los siguientes delitos: vestirse de hombre (siendo mujer), haberse casado con una mujer, sodomía y hechicería.
Eleno, tenía muy pocas posibilidades de salir libre…y vivo.
Durante el juicio, defendió su inocencia y explicó que era un hombre que tenía genitales masculinos, argumentando así, ser hermafrodita. Incluso presentó unos informes, realizados por médicos y cirujanos con los que se había formado.
Ante apabullantes pruebas, la Inquisición lo condenó a doscientos azotes y a servir como enfermera en un hospital.
Los primeros meses de condena fueron dolorosos. Eleno se convirtió en el centro de burlas del centro hospitalario y era acosada por multitud de personas que acudían allí, únicamente para observarla.
Solicitó el cambio de hospital y le fue concedido. Desde ese momento, desconocemos qué fue de la vida de nuestro protagonista.
Todo lo que conocemos de Eleno de Céspedes es lo que él declaró ante la Inquisición, en lo que se denominaba “Discurso de vida”.
Por ello, no sabemos si era hermafrodita o si este testimonio lo dio para salvarse de la condena. Pensemos que los informes médicos que presentó y que confirmaba que tenía órganos genitales, fueron realizados por médicos y cirujanos amigos de Eleno.
Lo que no podemos poner en duda es que Elena, como mujer, o Eleno, como hombre, no tuvo una vida sencilla, pero, a pesar de las miserias y dificultades que tuvo que afrontar, tuvo el valor de vivir su amor como quiso.
Ana Moruno
Historiadora del Arte