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Mujeres guerreras: figuras históricas que lideraron en tiempos de guerra

19 AGOSTO 2025

Como viene siendo habitual en esta sección, debemos a hacer hincapié de la invisibilidad de las mujeres como sujetos de la historia y de los hechos histórico. En concreto, cuando se trata de narrar conflictos bélicos de la guerra, estos, mayormente, son relatados, y protagonizados, por hombres. Reyes, generales, conquistadores, Papas, dictadores…son quienes han transmitido la Historia…”su Historia”.

 Sin embargo, a lo largo de los siglos, también surgieron mujeres que tomaron las armas, lideraron ejércitos y defendieron sus pueblos en los momentos más críticos. Algunas lo hicieron obligadas por la tragedia, otras por convicción, muchas por un profundo sentido de justicia. Este artículo pretende recuperar la memoria de mujeres guerreras de distintas épocas y culturas, y reflexiona sobre el papel que hoy ocupan las mujeres en los conflictos bélicos, especialmente en Medio Oriente, donde su figura vuelve a desafiar las narrativas dominantes.

En la Britania del siglo I de nuestra era, Boudica, reina de los icenos, tribu celta sometida al Imperio Romano, se alzó en rebelión tras sufrir la violación de sus hijas y la invasión de su territorio. Para ello, comandó un ejército de más de 60.000 personas y destruyó varias ciudades romanas. Logrando así, poner en jaque al imperio. Tristemente, fue derrotada. 

Pero su furia, valentía y el empleo del dolor propio como motor para la resistencia colectiva de los icenos la hace merecedora de ser reconocida en la historia de la Humanidad. 

Siguiendo un orden cronológico, debemos viajar ahora hasta el Japón feudal del siglo XII. Allí, la figura de Tomoe Gozen sobresale como una de las pocas mujeres samuráis documentadas y fue reconocida por su valentía, habilidad con la espada y lealtad. Pese a que la tradición samurái era profundamente masculina, las llamadas onna-musha existieron, y Tomoe fue una de las más temidas. Su legado inspiró novelas, poemas y leyendas japonesas.

Con apenas 17 años, una de nuestras protagonistas, Juana de Arco, en la Francia del siglo XV, logró lo impensable. Portando la fe como estandarte, lideró las tropas francesas durante la Guerra de los Cien Años. 

Su figura es símbolo de fe, patriotismo y determinación. Juana no solo desafió al enemigo, sino también al sistema político y religioso de su época, que no concebía a una mujer liderando batallas. Fue juzgada y quemada viva, pero siglos después, canonizada. Su historia demuestra que el liderazgo femenino ha existido, incluso cuando la historia intentó borrarlo.

Lozen (1840-1889) fue guerrera, sanadora y profetisa perteneciente al pueblo apache. Luchó, a finales del siglo XIX, junto a Gerónimo y a su hemano Victorio contra el ejército estadounidense. Tenía, según las crónicas orales, la capacidad de prever los movimientos del enemigo, por lo que se convirtió en la líder espiritual del pueblo. Como muchas mujeres indígenas, su historia fue borrada de los libros oficiales. Pero entre su pueblo, su memoria sigue viva. Su vida demuestra que la lucha no siempre es por conquista, sino por sobrevivir y proteger lo propio.

En India,  Rani Lakshmibai, reina de Jhansi durante la rebelión india contra el dominio británico en 1857, se negó a rendirse.

Montando a caballo con su hijo a la espalda, lideró tropas, combatió en primera línea y murió luchando. Su figura se convirtió en símbolo de la independencia india. Rani Lakshmibai no solo fue una estratega brillante, sino un ejemplo de dignidad frente al colonialismo.

En la historia del África Occidental también destacan unas mujeres guerreras, Las Agojie. Era un ejército formado únicamente por mujeres.

El reino de Dahomey (actual Benín) contó durante más de un siglo, hasta 1904, con un cuerpo de élite militar compuesto exclusivamente por mujeres: las Agojie. Entrenadas desde niñas, disciplinadas y temidas por sus enemigos, defendieron su reino del avance colonial francés. Hollywood las inmortalizó en películas recientes como The Woman King, pero su legado es anterior al cine: fueron prueba de que la estructura militar no era territorio exclusivo de los hombres.

¿Y en España? Durante la Guerra de la Independencia española contra las tropas napoleónicas, muchas mujeres se convirtieron en combatientes improvisadas. Agustina de Aragón, al disparar un cañón abandonado por los soldados; Manuela Malasaña, ejecutada por llevar tijeras como si fueran armas; María de Pita, Juana Galán, María Bellido… Todas ellas participaron activamente en defensa de sus pueblos. Fueron guerreras civiles, espontáneas, pero determinantes.

Lo mismo ocurrió durante la guerra civil española, en la que las mujeres del bando republicano lucharon de forma activa en la contienda. 

Como vemos, a lo largo de la historia, y en todos los continentes, han existido mujeres guerreras que movidas por el amor a Dios, a su patria, a su familia, a su tribu…lucharon de forma expresa en los diferentes conflictos bélicos. 

Pero, ¿cuál es el papel de las mujeres en los conflictos actuales? Las mujeres en la guerra hoy se encuentran entre la resistencia y la defensa de los derechos.

El siglo XXI ha traído nuevas formas de conflicto: guerras híbridas, drones, ocupaciones prolongadas. Pero también ha visto emerger nuevas figuras femeninas en los frentes de batalla y la política de resistencia, especialmente en regiones como Medio Oriente.

Uno de los casos más emblemáticos es el de las combatientes kurdas en Siria e Irak: las YPJ (Unidades de Protección de la Mujer). Estas milicianas se enfrentaron al Estado Islámico con coraje, disciplina y estrategia. Muchas de ellas eran jóvenes que, además de luchar por su supervivencia, lo hacían por la libertad de género, por un proyecto político donde la mujer tiene un lugar central. En plena guerra, construían una revolución feminista.

Estas mujeres guerreras del presente no solo portan armas, sino también ideas. Sus luchas se inscriben en contextos donde ser mujer es ya, de por sí, un acto de resistencia. En Afganistán, Yemen, Palestina, Sudán o Ucrania, miles de mujeres sostienen comunidades, negocian treguas, curan heridos y documentan abusos. Son también líderes, aunque no siempre visibles.

El conflicto en Gaza y Cisjordania, por ejemplo, ha revelado la doble carga que enfrentan las mujeres: son víctimas y cuidadoras, pero también organizadoras de ayuda humanitaria, defensoras de derechos humanos, y en algunos casos, combatientes armadas. En los territorios ocupados, muchas son la voz internacional de los que ya no pueden hablar.

Las mujeres guerreras no son anomalías, ni excepciones. Son parte integral de la historia humana. Las culturas que las negaron, también las necesitaron. Hoy, recuperar sus nombres no es solo un ejercicio de justicia histórica: es también una invitación a repensar el presente.

En un mundo marcado aún por el conflicto, las mujeres siguen desempeñando papeles vitales: no solo en el frente, sino en la resistencia cotidiana, en la defensa de la vida, en la reconstrucción. La historia de las mujeres guerreras —pasadas y presentes— nos enseña que la fuerza no tiene género, y la paz tampoco.

Ana Moruno Rodríguez
Historiadora del Arte


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