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¿La calle es mía? Poder, miedo y estrategias de empoderamiento de mujeres jóvenes en un espacio público hostil

23 MAYO 2022

Este post semanal abre un espacio de reflexión sobre el uso de los espacios que nos rodean y las relaciones de desigualdad que se producen en ellos.

En este sentido, queremos hacer referencia al estudio “¿La calle es mía?”, realizado por María Rodó-de-Zárate y Jordi Estivill i Castany , publicado en el año 2016, por el Instituto Vasco de la Mujer, EMAKUNDE.

Y es que, hablar de un municipio y de su desarrollo poblacional, social, político, educativo, etc   implica tener en cuenta múltiples factores que intervienen en la calidad de vida y el bienestar de la ciudadanía.

Sin embargo, en muchas ocasiones la palabra ciudadanía ha hecho especial hincapié a una visualización sesgada en cuanto a la funcionalidad de los espacios públicos y, no se ha tenido en cuenta, la visión de las mujeres y sus necesidades en cuanto a su entorno más cercano.

Es por ello, que entendemos que un municipio debe albergar espacios donde sintamos seguridad, dando especial importancia a la iluminación, paisajismo, visibilidad, seguridad vial, mobiliario urbano, accesibilidad, proximidad a otros espacios públicos,  donde se promueva la participación en los mismos, todo ello desde una mirada feminista.

Es primordial, tener en cuenta los varios usos de los espacios públicos, quién los usa, cuándo, durante cuánto tiempo, cómo se utilizan, para qué los necesitamos, por qué hay lugares donde no nos gusta acudir o están abandonados.

 Y es que, si pudiésemos observar nuestro entorno más cercano, podríamos ver que los espacios públicos son el escenario de una multitud de interacciones sociales marcadas por el género.

Pongamos como ejemplo los datos recogidos en la macroencuesta de Violencia contra la Mujer realizada en 2019, presentado por el Ministerio de Igualdad del Gobierno de España. De este estudio se recogen datos como:

  • El 74,9% de las mujeres que han sufrido acoso sexual refiere haber sufrido miradas insistentes o lascivas que les han hecho sentirse intimidadas, y el 40,4% ha tenido contacto físico no deseado como, por ejemplo, proximidad innecesariamente cercana, tocamientos de partes de su cuerpo o besos, por poner algunos ejemplos.
  • El 98,2% de las mujeres que han sufrido acoso sexual lo experimentaron por parte de un agresor hombre.

 

Por ello, hoy presentamos este estudio realizado por María Rodó-de-Zárate y Jordi Estivill i Castany  y editado por el  Instituto Vasco de la Mujer, EMAKUNDE.

Pero, ¿Para qué este estudio?

Este proyecto, según refieren las personas autoras del mismo, tiene como objetivo central analizar las experiencias de la juventud en el espacio público en Euskadi en relación con la percepción del miedo.

Para este equipo es importante centrarse en observar las relaciones de género que se dan en este ámbito y observar las estrategias y rupturas que ocurren actualmente, tanto por parte de mujeres, como de hombres jóvenes.

¿Qué objetivos se plantearon en este proyecto de investigación?

Teniendo en cuenta la finalidad del estudio y conociendo el contexto previo en el que se abordaría esta investigación, el equipo de trabajo se planteó como objetivos los siguientes:

• Conocer la vivencia del espacio público de las mujeres jóvenes en Euskadi en relación a su percepción del miedo a sufrir agresiones y al uso libre y no condicionado.

 • Analizar los roles y comportamientos de los hombres jóvenes en el espacio público que tienden a generar situaciones de desigualdad, miedo y dominación patriarcal y descifrar su percepción sobre tales situaciones.

• Observar las estrategias de las mujeres jóvenes para disminuir el miedo y el riesgo a sufrir agresiones, centrándolo en sus formas de empoderamiento y la influencia del feminismo en estos procesos.

• Determinar las continuidades y las rupturas individuales y grupales en estos procesos, en función de la disposición o no de una conciencia crítica con el modelo androcéntrico entre las personas jóvenes y grupos de jóvenes.

¿Qué tipo de planteamientos se generaron en este estudio?

En este proyecto de investigación se plantearon dos  planteamientos claves.

El acceso y el uso del espacio público de las personas jóvenes se encuentra fuertemente condicionado por su posición en el sistema sexo-género.

 

Las mujeres y hombres jóvenes están construyendo estrategias y comportamientos que contribuyen a cambiar o superar las situaciones de poder, desigualdad e inseguridad en el espacio público por cuestión de sexo-género.

¿ Qué conclusiones se pueden extraer de esta investigación?

En cuanto a la afirmación “el acceso y el uso del espacio público de las personas jóvenes se encuentra fuertemente condicionado por su posición en el sistema sexo-género”  pudieron corroborar como la experiencia que se relata es muy diferente entre chicas y chicos. Las jóvenes sufren muchas restricciones de acceso al espacio público relacionadas con el miedo que sufren, a diferencia de ellos.

Además se relaciona con la edad. Es decir, las chicas manifiestan menos miedo cuando son más jóvenes y van aumentando su sentimiento de vulnerabilidad a medida que sus cuerpos son leídos como femeninos y como vulnerables a agresiones sexuales. En cambio, los chicos más jóvenes sí muestran tener miedo a agresiones y atracos, pero lo van perdiendo a medida que van creciendo y encajando en el rol masculino: dar miedo y no tenerlo.

Por último, en relación con los espacios en los que interactúan cabe señalar  que a pesar de que esta investigación no se centraba en analizar el miedo de una forma general, la vinculación entre el espacio público y privado ha tenido mucha importancia. Confirman que el miedo en el espacio público no solo implica una restricción de acceso a la ciudad para las mujeres sino que a la vez contribuye a invisibilizar las violencias que se dan en el ámbito privado.

En referencia al segundo planteamiento los resultado no muestran conclusiones muy claras sino más bien una gran complejidad.

Se ha mostrado como a nivel individual las diferencias no son muy significativas en relación a las estrategias de supervivencia en un entorno hostil pero en cambio sí lo son a nivel colectivo: mujeres feministas desarrollan discursos y estrategias colectivas para hacer frente a las agresiones y consideran el miedo como una cuestión relevante para la libertad de las mujeres.

Para concluir, queremos señalar que es imprescindible analizar la incidencia del género en el uso de los espacios, teniendo en cuenta que dicho análisis nos permite reflexionar sobre aquellos aspectos a modificar en nuestro entorno, y así convertirlos en espacios para la igualdad y, no para la discriminación por razón de género.

No podemos terminar este espacio semanal, sin invitarte a la reflexión. Citamos hoy las palabras de Ángela Davis, que manifiesta:

 

“ No estoy aceptando las cosas que no puedo cambiar, estoy cambiando las cosas que no puedo ACEPTAR”

 

 

Finalizamos este post recordando que desde la Concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Adeje, a través del proyecto  #AdejeIgualdad comunica, en colaboración con la Asociación Factoría Social y, financiado a cargo de los créditos del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad, a través de la Secretaría de Estado de Igualdad, expone este tipo de proyectos con la finalidad de continuar difundiendo e informando sobre órganos, instituciones y proyectos que continúan trabajando en la igualdad de oportunidades para ambos sexos, desde la innovación.

 

 


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