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María Isabel de Braganza: La reina del Prado

19 MAYO 2023

Ayer, 18 de Mayo celebramos el Día Internacional de los Museos. Sin duda, una oportunidad ineludible para visitar estos espacios expositivos colmados de obras que han sido y son relevantes en nuestra historia.

En España, actualmente existen más de 85 museos de titularidad estatal. A esta cifra hay que sumar los museos de titularidad privada y los museos de carácter local… Lo que hace ascender el número, a más de 1600 instituciones museísticas.

Madrid, cuenta con el museo estatal más importante y más visitado de nuestro país: El Museo del Prado.

Si bien, la mayoría de las personas que se encuentren leyendo este artículo habrán paseado por las majestuosas salas de la mencionada pinacoteca, pocas sabrán que la existencia de esta institución se la debemos a unas de las reinas que más interés mostró por preservar la cultura y el arte de nuestro país: La reina María Isabel de Braganza.

Su corta vida y su breve reinado no fueron impedimento para que nos dejara legado cultural de gran magnitud.

Conozcamos un poco a esta mujer que dedicó su esfuerzo y su fortuna a la consecución de un proyecto que tristemente, no llegó a ver.

María Isabel de Braganza, vino al mundo el 19 de mayo de 1797. Fue la primogénita de Juan VI de Portugal y Carlota Joaquina de Borbón. Un matrimonio roto que hizo vida por separado durante todo el tiempo que estuvieron desposados.

La invasión de Portugal por parte de las tropas napoleónicas, obligó a la joven princesa a exiliarse junto a su familia a Brasil.

Tenía apenas siete años cuando se instaló junto a su madre en su nueva residencia brasileña. Allí recibió una educación exquisita y cultivó su admiración por la música, hasta que en 1814 se concertó el matrimonio de Isabel con su tío, Fernando VII, rey de España.

La princesa portuguesa embarcó hacia nuestro país sin grandes lujos, ni ajuar ostentoso, ni joyas abundantes propias de personas de tan alta alcurnia como ella.

No viajó sola si no que lo hizo acompañada de su hermana María Francisca cuyo enlace también se había acordado con el hermano del monarca, Carlos María Isidro.

La princesa María Isabel no poseía un físico acorde a los cánones estéticos de principios del siglo XIX. Poseía una tez blanquecina, los ojos grandes y estaba gruesa.

Su apariencia física y su origen portugués influyeron negativamente en la sociedad española que aún se estaba sobreponiendo de la dura guerra de la Independencia. Por ello, a su llegada a Madrid fue recibida bajo el lema: “Fea, pobre y portuguesa, ¡chúpate esa!”.

En 1816 se firmarán las capitulaciones nupciales y María Isabel de Braganza se convertía en la segunda esposa de Fernando VII, y por tanto reina de España con tan solo 18 años.

Instalada ya en la Corte, continuó con sus estudios musicales y sus intereses artísticos.

En uno de sus vistas al Monasterio de El Escorial quedó impresionada al descubrir en uno de sus sótanos, cientos de lienzos apilados sin ningún tipo de orden. Al parecer, habían sido llevados allí tras ser trasladados desde el Alcázar o expropiadas tras la guerra.

Obras de pintores españoles e italianos se amontonaban en aquel oscuro y sucio lugar.

Su disgusto fue tal, que en ese mismo instante tomó la decisión de exponerlas en algún lugar para conservarlas, estudiarlas y que las personas pudiesen también disfrutarlas.

Aconsejada por el pintor Francisco de Goya y Lucientes, la reina, que ya se encontraba en cinta, decidió que el lugar elegido para exhibir estas obras sería el Gabinete de Ciencia Naturales. Y pasaría a recibir el nombre de Real Museo de Pinturas y Esculturas.

Desgraciadamente, ella nunca vio su proyecto terminado.

El 26 de diciembre de 1818, tras haber perdido un año antes a su primogénita a los pocos meses de nacer, la reina María Isabel de Braganza se ponía de parto de su segunda hija.

El duro parto vivido por la reina concluyó con una preeclampsia mal diagnosticada.

La negligencia de los doctores de la Corte, que la dieron por fallecida sin atender a las súplicas de su hermana María Francisca que estaba convencida de que Isabel aún vivía, tuvo como desenlace la muerte de la joven por hemorragia.

La reina contaba con apenes 20 años cuando falleció. Un año después de su muerte, en noviembre de 1819, se inauguró el museo ideado por María Isabel de Braganza. Para el acto inaugural, el rey Fernando VII ya iba acompañado por su tercera esposa; María Josefa Amelia de Sajonia.

El monarca español se llevó todo el mérito de la creación del museo, que abrió sus puertas con 310 obras en exposición. Si bien, contaba ya con unos fondos de 1500 pinturas procedentes de los Reales Sitios y de las Colecciones Reales que se irían exponiendo en sala durante los años posteriores a la apertura del museo.

Hoy, afortunadamente, la Historia a puesto a la reina María Isabel de Braganza en el lugar que le corresponde: Fundadora del Museo del Prado.

Únicamente, el lienzo de Bernardo López Piquer, pintado diez años después del fallecimiento de la reina y expuesto en el museo desde hace menos de cincuenta años, representa a la gran María Isabel de Braganza señalando el edificio del museo a través de una ventana.

La reina mira directamente al espectador, mientras apoya la otra mano sobre los planos del museo. Un museo que hoy es una de las pinacotecas más importante, reconocida y visitada del mundo.

Si no hubiese sido por el amor, la constancia y la audacia de mujeres valientes, como la reina María Isabel, acontecimientos históricos como el relatado anteriormente no habrían sucedido nunca.

Por todo ello, cada 18 de Mayo, Día Internacional de los Museos, hagamos una reflexión acerca de la invisibilidad sufrida por estas mujeres que han sido silenciadas por la Historia.

 

Por Ana Moruno Rodríguez, licenciada en Historia del Arte. Colaboradora de #AdejeIgualdad


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