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Violencia contra las mujeres y el arte

21 NOVIEMBRE 2023

Minerva, Patria y María Teresa Mirabal fueron tres jóvenes dominicanas que no comulgaron con la política llevada a cabo por el dictador Rafael Trujillo. La firme oposición de estas mujeres al régimen dictatorial las llevo a participar en las acciones promovidas por el grupo de resistencia “Movimiento revolucionario 14 de junio”.

Así, el 25 de noviembre de 1960 las tres jóvenes fueron asaltadas por unos funcionarios del régimen mientras viajaban en coche. Tras el asesinato brutal, precipitaron el vehículo con ellas dentro, para que pareciese un accidente de tráfico.

Desde 1981, en Latinoamérica se conmemora el día de la muerte de estas tres dominicanas para luchar contra la violencia hacia las mujeres.

Será en 1999 cuando la ONU reconozca esta fecha como Día Mundial para la eliminación de la violencia contra la Mujer.

Este es el origen del día en que millones de personas saldremos a la calle a condenar la violencia contra las mujeres, y a pedir medios legislativos y sociales que protejan a las víctimas que aún hoy contamos por miles.

No hay condición social, profesión o creencias religiosas de una mujer que la haga libre de esta lacra. 

A lo largo de la Historia la afirmación de que la mujer es inferior al hombre; justificada por cuestiones biológicas, religiosas y sobre todo culturales; ha sido el principal obstáculo en el proceso de empoderamiento de las mujeres durante siglos. Por el contrario, aquellas que no se dejaron dominar por estas conductas vivieron encarceladas en sus propias vidas. Vivieron frustradas y culpabilizadas por nacer mujeres y coexistían en una sociedad que les suscitaba terror.

Hoy nos centraremos en la Historia del Arte. Ha sido escrita por y para los hombres y por lo tanto, es el producto de una sociedad patriarcal en la que el papel y contribución de las mujeres ha sido olvidado, o aún peor: borrado.

Eliminar a las mujeres de la historia de las que ellas también formaron parte, es una clara violencia hacia las mismas. Si no aparecen en libros de textos y ensayos artísticos, no existieron…¡Falso!

Los hombres aprovechan precisamente la ignorancia que las mujeres tienen de su propia historia de lucha y logros para mantenerlas subordinadas.

¿Cómo se representa la violencia contra la mujer en el arte?

Si hacemos un recorrido por la Historia del Arte y por las obras de autores (hombres) de gran relevancia, pronto llamará nuestra atención la visión misógina que sobrevuela muchas de estas obras y el trato (a veces de gran violencia) que las artes plásticas hacen al representar escenas que tienen como protagonistas a mujeres.

Los artistas hombres se valen de los desnudos femeninos para violentar y maltratar a las féminas en sus obras, al otorgarles a estos desnudos connotaciones eróticas y castigadoras.

Violaciones, abusos, prostitución…son algunos de los temas más representados en la Historia del Arte: 

Violaciones que podemos ver en obras como Susana y los viejos. Pintado por Rubens, Rembrandt, Guercino, Guido Reni, Veronese o Tintoretto.

Dánae y la lluvia dorada. Autores como Tizziano, Rembrandt, Klimt… Representa la violación de la joven Dánae por parte de Zeus, convertido de lluvia dorada. En ocasiones representadas con monedas. Lo que nos acerca a la representación de Dánae como prostituta.

La pérdida de la virginidad (1890). Parece irónico que dio Paul Gauguin de este título a tal obra que representa nada más y nada menos que una joven tumbada en la hierba que acaba de ser violada.

Sin llegar a la violación o quizá previo a que ocurra tal aberración, encontramos pintura de Fragonard, El Columpio (1767). Si bien la majestuosidad y preciosismo con el que el artista rococó muestra la escena nos lleve a engaño, ya que en realidad estamos siendo testigos de un abuso sobre la mujer. Parece una escena ociosa en la que dos jóvenes disfrutan de un columpio al aire libre. Sin embargo, el personaje que representa al Marqués de Saint Julien, está situado estratégicamente para que su ángulo de visión perciba las piernas de la joven al balancearse. Desde su escondite el marqués, con cara de deseo, puede disfrutar de las piernas y ropa interior de la joven.

Los raptos a mujeres, es otro de los temas recurrentes de la historia del arte. En ellos, se observa a simple vista la violencia ejercida sobre sobre las féminas. El Rapto de Proserpina, el rapto de las Sabinas, el rapto de las hijas de Leucipo, el rapto de Hipodamia, el rapto de Europa …

En todas estas obras llama la atención la situación de vulnerabilidad de las mujeres, generalmente desnudas y con el rostro aterrado. Suplican piedad, conscientes de la suerte que van a correr: la violación y/o la muerte. El terror mostrado por las jóvenes se contrapone con la expresión violenta y agresiva de los hombres que se disponen a llevárselas a toda costa.

La humillación pública de las mujeres ha servido a los artistas hombres para hacer gala de la superioridad masculina en todos los ámbitos de la vida. Claro ejemplo de ello es la representación de la leyenda medieval (S.XI) de Lady Godiva. Este mito narra las vivencias de la mencionada condesa inglesa. En concreto su firme oposición a su esposo, que asfixiaba con impuestos a sus vecinos, empobrecidos y muchos de ellos enfermos.

Las súplicas de Godiva para que su marido no continuase mermando la economía de su vecindad fueron atendidas por éste. Él prometió bajar impuestos si su bella esposa cabalgaba desnuda por los terrenos que pertenecían al conde. De este modo Lady Godiva aprendería a no inmiscuirse en los asuntos de su esposo. 

Godiva así lo hizo. El arte ha dejado evidencia de esta humillación pública de la condesa en múltiples obras de autores como John Collier, Jules Joseph Lefebvre, William Holmes Sullivan, John Thomas… En todas ellas, la joven aparece con rostro afligido, humillada y avergonzada. 

Sirva este exiguo recorrido por algunas obras realizadas por hombres para dejar evidencia como calumnias, raptos o vulneraciones de la intimidad han sido representadas en obras maestras de la historia del arte naturalizando la violencia contra las mujeres.

Pero ¿Sufrieron violencia las mujeres artistas?

Obviamente, sí. La mayor parte de ellas, como indicamos en las primeras líneas de este artículo han sido invisibilizadas, borradas, ocultada de la Historia. Sin duda, no hay mayor violencia que eliminar la vida y obra de estas mujeres de la Historia del Arte Universal.

El estudio de las mujeres en el mundo del arte es relativamente reciente, por lo que aún son muchas personalidades del arte las que permanecen silenciadas.

La negativa por parte de sus familias a que reciban una formación artística (debían permanecer en el hogar), la imposibilidad de acudir a Academias de Bellas Artes (no permitían su acceso), la falta de encargos por parte de los mecenas (se presuponía superioridad de talento a las obras realizadas por hombre), la limitación a realizar obas de “género” (decoración de vajillas, pinturas de bodegones o flores, diseño de joyas...) Son algunas de las situaciones de menosprecio vivida por las artistas mujeres a lo largo de la historia.

Además, hubo acciones concretas que enfatizan aún más la posición de superioridad ejercida por el hombre ante sus “compañeras” artistas. A continuación, se exponen algunos de las situaciones más comunes vividas por estas magnas artistas.

Muchas de ella fueron desheredadas por sus padres, quienes les enseñaron la profesión. Este es, por ejemplo, el caso sufrido por Luisa Roldán “La Roldana” cuando abandona el taller de su padre, Pedro Roldán, para casarse y montar su propio taller.

Otras fueron rechazadas por sus maridos, también artistas, en el momento que ellas deciden desarrollar su carrera de modo independiente de su familiar.

En muchas ocasiones, cuando eran conscientes del triunfo artísticos de sus esposas, les retiraban su apoyo emocional y financiero (ellos debían dar permiso a sus esposas para que ejercieran la profesión), lo que provocó que muchas de ellas abandonasen sus exponenciales carreras para dedicarse a sus “responsabilidades” como madres y ángeles del hogar. Es el caso, entre otras, de Marie Bracquemond de quien no hubiésemos conocido su obra de no ser por la labor divulgativa que llevó a cabo su hijo Pierre tras la muerte de la artista.

Por tanto, muchas de las mujeres artistas, las que conocemos y las que no, vivieron a la sombra de sus padres (las hijas de Valdés Leal: María de la Concepción y Luisa, las hijas de Pedro de Mena: Andrea y Claudia…), y de sus esposos (María de Mendoza, esposa de Juan de Juni, o María Millet, esposa del pintor Alonso del Arco).

Es frecuente encontrar obras no firmadas, cuya autoría con toda probabilidad es de una fémina (“Para la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer”. Virginia Woolf) o firmadas por hombres, aunque la realizasen ellas. Es el caso de obras realizadas por Marietta Robusti “Tintoretta”, hija ilegítima del pintor Tintoretto para quien trabajó en ocasiones, pero siempre firmaba y cobraban las obras las obras él.

Convirtiéndose éste en uno de los principales escollos que encuentra el personal experto para atribuir obras a una artista.

Además de sufrir el rechazo en el ámbito familiar, muchas se enfrentaron además al desprecio de sus propios compañeros que llegando a acusarlas de delitos falsos.  Ejemplo de ello lo encontramos en lo vivido por la escultora Properzia de Rossi, acusada por el también escultor Francesco de Milano de agresión y disturbios; y llegándola a llamar concubina y perturbada. 

Hechos que provocaron el señalamiento social de la artista que se vio obligada a alejarse de la escultura para dedicarse al grabado (campo artístico de menor categoría), para terminar, falleciendo en la miseria y muy alejada del reconocimiento que hubiese merecido.

La acusación de locas o dementes fue bastante común. Algunas de estas mujeres vivieron recluidas: bien en conventos, único lugar en que dar rienda suelta a su maestría.  Este es el caso de las monjas Hildegarda de Bigen, Hitda, Guda de Weissfauen, Claricia…Todas ellas ilustradoras de importantes obras sacramentales. 

Pero, tristemente muchos de los encierros de mujeres artistas fueron contra su voluntad y en instalaciones psiquiátricas. Cabe destacar el caso de la escultora francesa Camile Claudel que sufrió un acoso continuado y destructivo de su amante Auguste Rodín, que terminará con la artista encerrada en un psiquiátrico los últimos 30 años de su vida, por beneplácito de su familia que afirmaban que la joven estaba “loca de amor”.

Otras artistas internadas en psiquiátricos y que merece la pena destacar son:  Ángeles Santos, a quien sus años de reclusión psiquiátrica le marcarán toda su vida y su obra o, Leonora Carrington quien fue internada (“Estuve internada en el sanatorio del doctor Morales, en Santander, España, tras declararme irremediablemente loca el doctor Pardo de Madrid”) cuando supo que su pareja el artista de origen judío Max Ernst fue recluido en un campo de prisioneros. Por suerte, logró escapar.

Desgraciadamente, también debemos relatar algunos episodios de violencia física vividos por estas mujeres. 

Conocido por el público es la violación sufrida por la artista barroca Artemisia Gentileschi por parte de un pintor colaborador de su padre: Agostino Tassi, cuando la joven tenía 18 años y su posterior escarnio público. 

Ya que, tras la denuncia de la joven, ésta tuvo que exponerse a calumnias e insidias que la marcarán de por vida. Así como someterse a duras pruebas y exámenes médicos por parte de comadronas sin consideración ni respeto.

Para concluir debemos hacer mención a la muerte sospechosa de algunas artistas. En concreto la muerte de la artista cubana Ana Mendieta. Defensora de un arte crudo, utilizó la sangre en muchas de sus obras y performance. Su intención era hacer pensar al público sobre cuáles pueden ser las circunstancias que provocan que al cuerpo humano lo invada la sangre. Entre los temas sobre los que pretendía hacer recapacitar, estaba la violencia; y en particular la violencia contra las mujeres.

Paradójicamente Ana Mendieta falleció tras caer por una ventana del piso 34º. 

Minutos antes de que la joven se precipitara por la ventana, se escuchó una fuerte discusión entre la pareja, con el que convivía en el citado apartamento.

Lo cierto es que no hubo pruebas concluyentes y él quedó libre de todo cargo.

Se podría ampliar la lista de estas mujeres artistas y de las diferentes formas en las que fueron víctimas de violencia ejercidas por hombres: Padres, hermanos, compañeros, público masculino. 

Deseo, sirva de reflexión este opúsculo sobre la violencia que han sufrido y sufren las mujeres para entender que quedan muchas barreras por derribar y muchas metas por alcanzar.

Volver la vista atrás, a hechos ocurridos en la historia, nos permite tener una visión clara de errores cometidos como sociedad y nos debería servir para cambiar y mejorar el modo en que afrontamos nuevas dificultades: “Quien no conoce su historia está condenada a repetirla”.

Ana Moruno. (Historiadora del Arte)


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