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La voz silenciada que desafía al tiempo: Olympe de Gouges y la eterna batalla por la justicia salarial

2 OCTUBRE 2025

Desde 2020, el Día Internacional de la Igualdad Salarial se celebra el 18 de septiembre.

Y es que, aunque muchas personas lo nieguen lo cierto es que en pleno siglo XXI, el mundo continúa enfrentando una de las formas más persistentes de desigualdad de género: la brecha salarial entre hombres y mujeres.

La igualdad salarial entre hombres y mujeres sigue siendo una asignatura pendiente en la construcción de sociedades equitativas y justas.  La persistencia de la brecha salarial refleja no solo desigualdades económicas, sino también profundas barreras culturales y estructurales.

A pesar de décadas de lucha feminista, de los avances en materia de derechos humanos y la creciente incorporación de las mujeres al mercado laboral, la igualdad salarial permanece como una de las formas más evidentes y persistentes de desigualdad de género. Este fenómeno no solo perjudica el bienestar económico de las mujeres, sino que también limita el desarrollo económico de las sociedades y perpetúa modelos de discriminación estructural.

Pero ¿Qué entendemos por Brecha Salaria de género?

Este término hace referencia la diferencia entre los ingresos brutos obtenidos por hombres y mujeres. Según datos recientes de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2023), las mujeres ganan aproximadamente un 20 % menos que los hombres a nivel global, cifra que varía según regiones, sectores y niveles educativos.

Las causas son múltiples y entrelazadas: Estereotipos y roles de género, discriminación directa e indirecta (a pesar de normativas que lo prohíben, persisten prácticas discriminatorias conscientes o inconscientes), responsabilidades familiares, falta de transparencia salarial y negociación colectiva…

Pero la lucha por la igualdad salarial no comenzó ayer. Sus raíces se remontan siglos atrás, cuando pocas voces se atrevían a desafiar el orden establecido.

Una de esas voces fue la de Olympe de Gouges, quien en el siglo XVIII formuló, con una visión adelantada a su tiempo, los principios de igualdad de derechos, sentando así las bases para la lucha contemporánea por la justicia económica y social. Sin embargo, su sociedad contemporánea no estaba preparada para escucharla y menos aún para aceptar sus reivindicaciones.

Vamos a situarnos en el contexto histórico de nuestra protagonista. En la Francia revolucionaria del siglo XVIII, en un escenario donde la igualdad proclamada por la revolución excluía a la mitad de la población, Olympe de Gouges emergió como una figura singular. Nacida en 1748, fue escritora, activista y defensora de los derechos humanos, cuya obra más reconocida es la "Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana" (1791).

Este texto no solo replica la estructura de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, sino que la desafía y amplía, señalando explícitamente la exclusión de las mujeres y exigiendo su igualdad en todos los ámbitos: político, social, jurídico y económico.

Olympe sostiene que: "La mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos": Entre sus planteamientos está el derecho al trabajo, la educación y la participación política.

Además, su demanda por justicia económica implica una reivindicación de la autonomía financiera femenina y la eliminación de las trabas legales y sociales que las infantilizaban. Si las mujeres no tenían control sobre sus ingresos, seguirían siendo dependientes, relegadas, invisibilizadas.

Su valentía, para muchas, u osadía para otros tantos, tuvo un alto precio.

En 1793, Olympe fue arrestada y condenada a muerte por el régimen jacobino. En sus últimas palabras dejó claro que moría no solo por sus ideas, sino por atreverse a pensar como mujer libre. Fue guillotinada el 3 de noviembre de ese año, a los 45 años.

Aunque su nombre fue olvidado durante siglos, hoy su obra inspira los movimientos feministas contemporáneos, recordándonos que la lucha por la igualdad de género es un proceso histórico, que requiere la reivindicación constante de derechos y la confrontación con las estructuras de poder patriarcales.

Olympe de Gouges no fue solo una precursora de los derechos políticos de las mujeres; fue también una pionera en la lucha por la igualdad económica, anticipándose a debates que aún siguen vigentes más de 230 años después.

Reivindicar la figura de Olympe de Gouges no es un gesto simbólico. Es un recordatorio de que la lucha por la igualdad salarial no es nueva, ni superficial. Es parte de una historia larga, compleja y muchas veces silenciada. Es también un llamado a la acción: a revisar nuestras leyes, nuestras prácticas laborales, nuestras creencias sociales.

El desafío actual es avanzar desde el marco jurídico y la sensibilización social hacia políticas integrales que promuevan un cambio real, garantizando que la igualdad no sea un principio formal, sino una práctica efectiva y tangible en el mundo laboral y en la vida cotidiana.

Hoy, más que nunca, necesitamos escuchar las palabras de Olympe de Gouges y reconocer que la justicia, para ser verdadera, debe ser igualitaria, inclusiva y feminista.

Ana Moruno Rodríguez

  Historiadora del Arte


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