Hace casi 25 años que 189 gobiernos adoptaron la Plataforma de Acción de Beijing tras una conferencia histórica de la ONU en 1995. Una nueva investigación del EIGE muestra que ningún país de la UE ha implementado completamente este plan para el empoderamiento de las mujeres, con temas como el envejecimiento de las sociedades, la migración y el cambio climático traen nuevos desafíos.
Virginija Langbakk, directora del EIGE, plantea que el envejecimiento de la población de la UE supone nuevos retos para la igualdad de género, ya que las mujeres siguen siendo las principales proveedoras de cuidados. A pesar de que el trabajo de cuidado no remunerado es indispensable para el bienestar de las personas y de la sociedad en general, su contribución al crecimiento económico es en gran medida invisible. Las responsabilidades de cuidado generan la existencia de 7,7 millones de mujeres y a cerca de medio millón de hombres fuera del mercado laboral y que haya 9 millones de mujeres, frente a 0,6 millones de hombres que trabajan a tiempo parcial. Los servicios de cuidados de larga duración siguen siendo insuficientes en muchos Estados miembros y a pesar de ello, no figuran entre los objetivos de la UE.
Cuando se trata de la igualdad de género y del cambio climático, aunque es más probable que las mujeres adopten un comportamiento respetuoso con el medio ambiente, los puestos clave de toma de decisiones en el sector del medio ambiente están dominados por hombres: sólo una quinta parte de los ministerios de gobierno que se ocupan del medio ambiente, el cambio climático, la energía y el transporte están ocupados por mujeres. La eficiencia energética puede contribuir a reducir el nivel de pobreza energética, especialmente en los hogares monoparentales, que son los más afectados (12,1 % a escala de la UE). Dentro de los hogares monoparentales, los ocupados por una sola mujer son los más afectados por este tipo de pobreza (11,3 %), seguidos por los hogares con un solo hombre (9,4 %).
La cuestión de la migración ha generado una respuesta centrada en la seguridad y el control de las fronteras, sin prestar atención a las necesidades específicas de las personas migrantes. En el caso de las mujeres, estas necesitan medidas que tengan en cuenta las cuestiones de género a lo largo de todo el proceso de asilo y fortalecer los esfuerzos en materia de integración: Alrededor de una de cada dos personas migrantes no comunitario corre el riesgo de caer en la pobreza y la exclusión social, y la mitad de las mujeres inmigrantes están desempleadas.
En cuanto a la violencia de género, una de cada tres mujeres de la UE se ve afectada por la violencia física o sexual. La violencia cibernética es cada vez más preocupante, ya que el 20 % de las mujeres jóvenes han sufrido violencia sexual en línea y el 40 % de las periodistas se autocensura tras sufrir acoso cibernético. La red no tiene fronteras, pero la falta de un instrumento a escala de la UE para combatir la ciberviolencia, y puede dar lugar a que los abusos queden impunes.
Aunque ha habido un progreso indiscutible desde 1995, también ha habido retrocesos. En los últimos años se ha observado la creciente influencia de voces hostiles a la igualdad de género, con efectos muy negativos en algunos Estados miembros. Es necesario seguir avanzando para que la igualdad entre mujeres y hombres siga estando presente en los nuevos escenarios que puedan surgir. Desde el EIGE, las recomendaciones que se hacen tienen que ver con garantizar la aplicación de la integración de la perspectiva de género; objetivos presupuestarios para la igualdad de género y seguimiento de la financiación destinada a lograr la igualdad de género.
